sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 11


        Se ve que mi grito asusta a Harry, quien pega un pequeño bote y se queda quieto, mirándome con una mirada que pide respuestas.

                                                              

            -Corre- susurro, sin darle tiempo a hablar.

 

            Harry me agarra de la mano, y corremos. Harry no muy rápido, porque tiene que esperarme, pero yo corro lo más rápido que mis piernas me lo permiten.  Atravesamos a toda velocidad el pequeño bosque, el camino de arena, el claro, pasamos por la pineda y, al fin, llegamos al muro. Harry, tras ayudarme a saltarlo, salta el también.

 

            Al llegar al pueblo, pasamos de correr a andar deprisa. Me limito a mirar al suelo, pero noto la mirada interrogativa de Harry cayendo sobre mí. No puedo evitarlo, le miro de reojo y suelto una carcajada. Ahora ya sí, me esta , mirando como si fuera un alien. Al recordar el porque de esta situación, noto que las piernas me fallan, y tengo que apoyarme en Harry para no caerme. Harry, por su parte, me ayuda a sentarme en un banco a unos cincuenta metros de la puerta de mi casa.

 

            -¿Ahora vas a contarme que has visto? Porque yo ya no estoy para esas carreras- me dice, poniendo cara de ‘soy un vejete’.

            - Vamos, que vas a cumplir diecinueve, no novecientos –respondo, soltando una risita.

            - Vale, esta bien. Has descubierto mi secreto- con voz ‘dramática’- pero de verdad, necesito que me digas que has visto. No soy muy paciente, ya lo sabes.

            - Me pareció ver una especia de sombra entre los árboles, pero no estoy muy segura- respondo, intentando escabullirme. Estoy completamente segura de que ahí había alguien, o algo, observándonos.

            - Espera, espera. ¿Te pareció ver algo, o viste algo?

            - Creo que había algo, pero ya te he dicho que no estoy completamente segura.

            - Tú y tu indecisión –sonríe moviendo la cabeza-. Bueno, me parece que te voy a acompañar a casa, tu tío nos va a matar.

            -¿Nos va a matar?- pregunto, arqueando las cejas.

            - Vale, te va a matar. Encima que lo decía para darme importancia... Es decir, para que no te preocupases demasiado- rectifica.

            Soltamos una carcajada, mientras nos encaminamos a mi casa. Tras unos segunditos de charla, llegamos a nuestro destino. Nos damos un abrazo, y muevo la mano mientras veo a Harry alejarse, poniendo la cara de los familiares cuando alguien se va en barco, en las películas en blanco y negro. Le lanzo una mirada de ‘yo no te conozco’ y entro en casa. Subo perezosamente los escalones que llevan a mi habitación. Antes de entrar, no pude evitar asomarme a la habitación de mi tío.
 
            Genial, es tardísimo y él todavía no ha llegado. No puedo evitar suspirar mientras, ahora sí, me encamino hacia mi habitación.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Qué estamos haciendo?

El tema se nos está llendo de las manos. ¿Que ha pasado con la fandom que conocí hace dos años? Entonces una nueva Directioner era una alegría, y ser más era bueno. Queríamos que el mundo les conociese. Queríamos que conociesen su talento, que nos comprendiesen.
Ahora una chica que dice que le gustan es una Directionator. Hay que saberlo todo de ellos. Si llevas más tiempo, eres más Directioner.
Ahora puedes morir por ser Directioner. Sufrir bullying, discriminación. Hay casos de asesinato.
Están cambiando. Estamos cambiando. Ahora cada vez que una amiga dice que le gustan, tengo miedo. De que sufra, lo pase mal. De que sea una Directionator. De que no lo sepa llevar.
¿Por qué? ¿Por qué no puedo alegrarme cómo antes?
No lo entendimos. No supimos aprovechar a nuestros cinco estúpidos. No supimos guardar nuestro secreto. Eso hubiera sido egoísta. Y,¿sabéis que? Que me arrepiento de no haber sido egoísta.
Ahora todo el mundo les 'conoce'. Haters; que les odiais sin motivo.
Chicas que les 'aman' por seguir una moda. Gente normal; que les insultáis por no quedar mal.
Tengo ganas de llorar. Como esto siga así, queda poco One Diection. Por muchas tonterías que hagan, no son los mismos. La fama les ha cambiado. Los cinco chicos de las escaleras se han ido. Me atreveria a decir pqra siempre, pero no puedo.
Esto esta empezando a ser por dinero. Las canciones tocan el corazón;tienen suficiente dinero para hacerlo.
¿Que por qué sigo aquí? Porque hace dos años juré que sería para siempre. Y porque nunca se me irá del todo la esperanza de que la fama se vaya antes de que venga la separación; o de que inventen la máquina del tiempo. Sigo aquí para ayudar todo lo posible a que, a pesar de las críticas, sigamos adelante. En el fondo son mis cinco estúpidos que hacían tonterías en una escalera, pero han madurado. Eso que creíamos imposible que pasara, ha pasado.
#RIPCharlotte.
#RIPVanessa.
#RIPMónica.
A los responsables de esto también les hace falta madurar.

martes, 30 de octubre de 2012

Capítulo 10

                         

- ¿Me vas a obligar a decírtelo?- pregunta.

            - Si.- respondo mirándole a los ojos.

            Harry toma aire y continúa.

            -¿Te acuerdas de Richard?

            Mi cerebro procesa el nombre. Muchos Richards. Richards de Holmes Chapel… solo uno.

            -¿Richard Handerson? ¿El que cuando éramos pequeños nos tiraba arena a Susan y a mi a la cabeza, y tú le pegabas con la pala? Inolvidable- bufo- ¿Pero que tiene que ver…?- Pregunto.

            - Todo- musita interrumpiéndome.- Justo el día antes de ‘’el primer aniversario’’ nos llamó, a mi y a Susan.  Nos pregunto si nos atrevíamos a entrar en una apuesta. Me propuso no hablarte en todo un día, y tenía que ser el día del aniversario.  Susan tiró de mí para irnos, pero no le hice caso. Estaba un poco trastocado. No sabía porque alguien nos podía decir una cosa tan tremendamente estúpida. Rechacé la apuesta. Amenazó con pegarle una paliza a Susan. No lo quería creer, ella misma me dijo que no lo hiciera, pero se había puesto blanca. Verás, el año después de que te fueras, Richard se fue con unos ‘amigos’ nuevos, por decirlo así. ‘Pegaban’ a todo el que no hacía lo que ellos querían. Mucha gente acabó en el hospital. En ese momento no sabía que hacer. Opté por la opción cobarde, decirle que si. Susan lo pasó peor que yo, cree que todo esto ha sido por su culpa. Por eso se inventó lo de mi tío. He conseguido convencerla de que no es su culpa.- se apresura a decir, viendo que voy a saltar-.

            - Harry, yo… lo siento- musito.-No te escuché. Aun pensando que era lo de tu tío lo deje pasar. Soy horrible. Me odio a mi misma por haberte abandonado completamente, cuando lo hiciste todo por Susan. ¿Pero por qué no volviste a hablarme después?- eso era una duda que tenía que solucionar.

            - Pues… porque creía que lo mejor para ti era separarte de mí.- susurra.- Y bueno… ¿me perdonas?

            - Solo si me perdonas tú a mi- Sonrío.

            - Hecho. Aunque no se de qué te tengo que perdonar.

            Y  nos fundimos en un abrazo. Este es nuestro primer abrazo verdadero en mucho tiempo. Los echaba de menos. Dura unos diez minutos. Después, lentamente, nos separamos. Es completamente de noche. Harry me indica con un gesto que baje detrás suya. Me da la mano, y bajo el último tramo de un saltito. Andamos unos diez metros y me paro en seco. Siento como si mi corazón se olvidase de latir. Justo detrás de un árbol hay alguien completamente quieto, observándonos. Apenas se ve, es como una sombra.

            Grito.

domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 9


            - Harry, ¿de qué estás hablando?- pregunto confusa. Fui yo la que le deje solo. No entiendo nada.

            - ¿No querías hablar? Ven.- dice, cogiéndome de la mano y tirando de mí hacia la puerta. Cojo el abrigo con la otra mano y salí detrás suya.

            - ¿Dónde vamos?- pregunto curiosa.

            - A un sitio que seguramente ya conozcas; y si no, que espero que te guste- responde con una sonrisa.  Últimamente nuestras conversaciones son muy falsas. Muchas sonrisas donde en realidad hay lágrimas, falsos ‘’vale’’ y mucha monotonía. Lágrimas, sonrisas; y otra vez igual. Antes yo podía hablar con Harry sin llorar, hablábamos sin silencios incómodos y todo era perfecto. Nos contábamos todo, sin miedo de los que el otro pudiese pensar. ¿Qué nos ha pasado?

            Seguimos andando en silencio, dos, tres, cuatro minutos. Después Harry saltó un muro, y yo tras él. Bajamos por un estrecho camino de pinos y llegamos a un pequeño claro. Me indica con la mano que siga hacia la derecha, y nos internamos en otro camino, esta vez mucho más oscuro. Tras atravesar otro camino, un poco  más largo, llegamos a una especie de peña cubierta de musgo, de la que nace un árbol muy extraño. Tiene unas ramas muy largas, y, abajo, justo donde el tronco se mete en la piedra, hay una rama muy ancha con un gran redondel plano en medio. Harry me indica con un gesto que me siente enfrente suya en el redondel.

            - ¿Habías venido aquí antes?- niego con la cabeza.- Perfecto. ¿Y te gusta?

            - Sí, es precioso- digo, con mi típica sonrisita. La verdad es que aquí hablaremos muy tranquilos. Eso es justo lo que necesitamos; hablar de una vez. Necesito explicaciones, y supongo que el también.

            - Bueno, eh… quería decirte una cosa- susurra mientras raspa el musgo de la piedra con la mano.

            - Te escucho.

            - Violeta, lo siento… muchísimo.                                                                     

            -¿Qué?- Debo de tener una cara de confusión tremenda, porque Harry me sonríe levemente y continua hablando.

            - No haber cumplido mi promesa. Que nuestra amistad acabase por mi culpa. Pero tengo una explicación.

            - Ya es demasiado tarde. De todas formas, yo tampoco cumplí la mía- susurro, mientras las lágrimas caen por mis mejillas. Me estoy convirtiendo en la ‘típica’ que llora hasta  para respirar. Es algo que nunca he soportado. Hay que llorar cuando hay que llorar. Punto.

            - ¿Demasiado tarde para que?

            - Pues para que todo vuelva a ser como antes.- Susurro, mientras pienso algo así como ‘no es tan difícil’.

            - Pues yo he venido precisamente para eso. Lo siento. Fui la persona más estúpida del mundo. No quise hablarte por una estupidez. – Musita.

            -¿Me puedes decir cual fue la estupidez?

domingo, 21 de octubre de 2012

Capítulo 8


En mi cara aparece una mueca de dolor que se ve interrumpida cuando me recorre un escalofrío.

            Odio las pesadillas. ¿Para que sirven? Para nada. Únicamente para que la gente se vuela paranoica. Pero esta pesadilla me ha impresionado.

            Nunca he soñado con nada relacionado con el mundo denominado ‘’paranormal’’. Ni monstruos, ni brujas, ni espíritus. Pero últimamente veo muchas películas de miedo, y leo muchas historias. Por lo que veo me han dejado secuelas.

            Miro el despertador. Perfecto, las nueve. En dos horas va a venir Harry, y así me da tiempo a enredar un rato. Me levanto del suelo con cara dolorida y busco con la vista mi bata azul. Soy de las personas que no soportan el frío. Lo llevo horriblemente fatal. Cuando estoy en  casa siempre llevo un polar, y cuando estoy en pijama una bata.

            Entro en el baño y comienzo  a desvestirme perezosamente.  Me meto en la ducha, el agua esta congelada. Resoplo y aumento el ritmo, para estar el menor tiempo posible en la ducha. Me lavo el pelo con mi champú ‘’hacendado’’ y salgo de la ducha. Si, champú hacendado.

            Me desenredo el pelo despacio y me doy un poco con el secador.  Mi pelo es liso y largo, más o menos por la mitad de la espalda, y de un marrón muy claro. Tengo unos ojos azules verdosos muy grandes, y con rayas amarillas y grises. Mi nariz y mis orejas son pequeñas, y tengo los labios rosas de forma natural. Creo que lo único que me gusta de mi son mis ojos. Soy de estatura media, y no estoy gorda ni delgada. No soy ni guapa, ni fea. Soy normal. Lo único normal en mi es mi físico. Mi personalidad en más… Extraña.

            Salgo de mi ensimismamiento y empiezo a vestirme. Salgo del baño cerrando la puerta tras de mí y bajo las escaleras que me llevarán hacia el desayuno de dos en dos, dando pequeños saltitos. Me preparo un zumo de naranja y me como dos galletas. No soy de comer mucho.

            Cuando estoy acabando, llaman al timbre.

            - Buenos días- Sonríe Harry.

            - Hola.

            - Estas muy seria.

            - No es eso, estoy… somnolienta.

            - Ah. ¿Nos vamos ya?

            - Si, espera que cojo un abrigo. Ven si quieres- Sonrío, dejándole pasar.

            - Me gusta el salón. Tiene mucha luz.- sonríe- ¿En qué trabaja tu tío?

            - Es director de una empresa de fabricar muebles, o algo así. Nunca está en casa.- susurro bajando la cabeza.

            Es la verdad. Mi tío sólo está en casa los domingos por la tarde. Llega todos los días cuando estoy dormida, y se va a trabajar cuando aun no me levanté. No le veo nada, porque los domingos se pasa la tarde trabajando con el ordenador.

            Al pensar he tenido que poner una cara de tristeza gigantesca, porque de pronto, sin venir a cuento, Harry me abraza. Aunque un abrazo de Harry siempre viene a cuento.

            - Siento mucho, muchísimo, haberte abandonado de la forma en que lo hice- susurra.

jueves, 18 de octubre de 2012

Capítulo 7


-Harry, yo…No quería decir eso, e-es solo que…- susurro mirando al suelo. Para ser la ‘’ofensora’’, parezco la ofendida.

- Tranquila. Ahora voy a acompañarte a casa, mañana te lo explicaré todo.

¿Mañana? ¿ No. Yo necesito pedirle perdón y aclararlo todo ahora. No puedo dejar que se vaya así.

- Harry, tenemos que hablar ya. No podemos seguir posponiéndolo más.

-Lo sé, pero es tarde, y tu tío estará preocupado.

-¿Dónde te vas a quedar?- pregunto, curiosa. La verdad es que no me he preocupado lo más mínimo por él.

- Alquilé la casa enfrente de la tuya. Cuando venga Susan, podemos ir a un pueblo pequeñito que está detrás de la montaña. Eso si, no se le puede llamar pueblo. Son unas cuatro casas con viejecitos y una casa abandonada. Nos tendríamos que quedar ahí- Sonrió divertido.

- Por mi bien- Digo, poniendo cara de suficiencia. Harry sabe que esas cosas siempre me han dado muchísimo miedo. Recuerdo que una vez cuando íbamos al colegio me hizo bajar al sótano con él y con Susan, para ver si era verdad que había fantasmas como decían los mayores. Fantasmas no había, pero si ratas muertas, y un gran castigo por parte de la directora.

-Bueno, ya hemos llegado. Hasta mañana. Te paso a buscar sobre las 11, si te parece bien-dijo abrazándome.

- Perfecto. Adiós.-musito. Abro la puerta, paso y cierro con cuidado. Saludo a mi tío que esta viendo la televisión. Ni siquiera notó mi ausencia. Subo a mi habitación, me pongo el pijama y me acuesto, tengo muchísimo sueño.

Hace frío. Me encuentro en una habitación sin puertas ni ventanas, únicamente hay una pequeña vela, una silla y un cartel, en el que pone una extraña frase:

‘’Nunca es demasiado tarde para dejar volar la imaginación. Imagina, sueña. Pero ten mucho cuidado con los sueños, soñar es muy peligroso’’.

Tras leer la frase, decido intentar salir de allí. Cojo la vela que antes estaba en el suelo y me dispongo a inspeccionar la sala. Es muy grande, como medio estadio de fútbol. Me acerco a la pared más cercana; esta llena de palabras que escapan de mi comprensión. Solamente soy capaz de entender una frase, escrita con pequeñas letras negras:

‘’Si estas leyendo esto es porque estas en un lugar donde no deberías estar’’.

Justo cuando acabo de leer la frase, noto como un objeto cae detrás mía y se rompe. Me doy la vuelta y me agacho a recogerlo. Es un espejo, ahora roto. Lo cojo con cuidado de no cortarme. Inmediatamente después, grito, y lo tiró al suelo. Hay alguien detrás de mí.

 

            ‘’PUM’’. Perfecto. Me acabo de caer de la cama.

                              

martes, 16 de octubre de 2012

Capítulo 6


-Creo que te debería acompañar a casa, va a ser noche cerrada de un momento a otro y no quiero que te maten por mi culpa- Susurró.

            - Vale.- Musité de muy mala gana. Llevaba cinco años sin un abrazo de Harry, las broncas de mi tío me daban igual.

            Me ayudó a levantarme y empezamos a caminar hacia mi casa.

            -Y… ¿Sabes que tal está Susan? La veo por webcam y eso, pero… No es lo mismo- Murmuré.

            - Está bien, viene la semana que viene.          

            -¿De verdad?- Pregunto emocionada. Cinco años sin verlos y ahora… Puáf.

            - Si, de verdad. La llamaré esta noche para decirle que aceptas mi presencia- me miró- Pero de todas formas ella iba a venir. Me dijo que te lo dijera.

            -¿Y cómo has encontrado tiempo? Quiero decir, ahora eres famoso.- Pregunté, mirando al suelo. Violeta, para ya. Deberías alegrarte por él, además, ahora esta aquí.

            Soltó una carcajada, y le miré incrédula.

            -Lo siento, me has pillado desprevenido. Pues estaré dos meses o así, porque después empieza la gira europea- Sonrió.

            - Ah. ¿Y que tal lo de ser famoso?- ¿Sólo dos meses? ¿Y después que, todo volverá a ser como antes?

            Hacer esa pregunta fue una buena idea, porque noté como se encendían sus ojos y se iluminaba su cara, donde apareció también una sonrisa.

-Pues… Genial. Si quieres un día te presento a los chicos.

            Noto como, sin querer, mi nariz se arruga. No estoy segura de querer conocerles.  Si viniesen aquí, a este mini pueblo, sería una locura. Hay muchas que serían capaces de colarse por la ventana con tal de tocar a Harry, o simplemente gritarle a la cara. Es una persona, y por mucho que pasemos siempre será mi mejor amigo, y no pienso permitir que unas locas gritonas arruinen su estancia aquí, para que no pueda volver nunca más.

            - Vale, cuando quieras. Pero será una locura, y seguro que lo sabes- Sonreí, con mi típica ‘’sonrisa falsa’’.

            - Sabemos pasar desapercibidos- Sonrió.

            - Ya, pero es que…- No estaba del todo convencida.

            - ¿No te gusta la banda?                       

            No entiendo como a alguien se le puede ocurrir eso. ¿Cómo no va a gustarme la banda en la que está mi mejor amigo?

            - No es eso. Es simplemente que no se como reaccionaré al conocer a las personas por las que me cambiaste.- Mierda. Acabo de pensar en voz alta, otra vez. Y, aunque estemos en la oscuridad, noto cómo los ojos de Harry se humedecen.